a veces le quito las sábanas
a veces su cabeza se acurruca en mi cuello
a veces nos miramos un instante, a veces un largo rato.
otras son nuestros párpados quienes se observan,
de cualquier modo
cómo tiemblan las mejillas de una muchacha con el rostro apoyado en una pared del metro
cómo una mirada nos desarma en una milésima de segundo
repetir una palabra lentamente, rápidamente, saborearla
au-sen-cia ausencia a-u-s-e-n-c-i-a
(es bonita, no? Se evapora)
que el repetir una palabra a veces provoque su pérdida de significado o que nos resulte extraña
ex-tra-ña extraña e-x-t-r-a-ñ-a
las eñes
(no son en absoluto sutiles, son deformes, sucias, entretenidas) (me gusta que me digan feñiki)
Tú
La sonoridad
Pe-dro (hasta me resulta un nombre bonito)
Fer-nan-da
V-a-l-e-n-t-i-n-a
La señora que se sube a la 505 o a la 513 en Santo Domingo vendiendo de todo (tiene presencia)
3 hombres de oficina, cada uno con una pila de carpetas, cada uno con una expresión más cansada, uno tras de otro caminando por la calle
La manera en que comes plátano
Plá-ta-no Platónico Pla-tó-ni-co Pla-ta-tó-ni-co
Y cómo (me) miras a veces
(Me es-tre-me-ce)
Una zapatilla (sólo una) en medio de una calle
(No me imagino quien la habrá perdido o cómo habrá llegado allí, ¿dónde estará la otra?)
Libertad, Esperanza, Celeste, Francisca, Isabel, Antonio, Tomás, Claudia
Cl
Clau
Claudia
3 perros, uno oliéndole la cola al otro, este otro oliéndole la cola al que quedaba, y el que quedaba oliéndole la cola al uno. Forman un círculo y curiosamente en el centro del círculo había un pequeño arbolito que quiere crecer.
Los eufemismos
Mismos.
El payaso que siempre nos encontramos en metro plaza de armas
Pensar que quizá… podría amar más a otro que no seas tú (me hace querer tirarme por la ventana)
Volverse loco, vomitar todo lo interno, sufrir una catarsis… aunque sufrir no sea la palabra más ad-hock
Tú tú tú
Tener pena (quizá no sea curioso)
Tener pena por nada (no lo entiendo)
Las hojitas amarillas (hacen que me de penita)
Estar alegre
Ser feliz
siempre miraba en la puerta
en el suelo a la entrada
por si había algún papelito
por si se te había ocurrido pasar
por si habías sentido la necesidad de pasar
y siempre que volvía de Viña
tenía el sueño de encontrarte ahí
sentada en la puerta
sentada en la escalera
y siempre te saludaba
y así me aliviaba,
en una ínfima medida me aliviaba.
también cuando los perros ladraban mucho
pensaba que eras tú
que podías ser tú
porque así le ladran los perros a las personas que no conocen
y el viento en las ramas del damasco
y en las hojas
y el viento en las plantas
también eras tú
también podías ser tú
y los perritos que vienen a pedir cáscaras de queso
también podías ser tú
pero nunca fuiste tú
nunca en ninguno de estos casos fuiste tú
siempre fue el viento
y los perritos
y los pasos de otras personas
y los ladridos para otras personas
y ya no te confundo con los pies de los perritos
y ya no te confundo con el viento entre las ramas
y ya no te confundo con el viento entre las hojas
y ya no te confundo con el viento entre las plantas
y ya no te confundo conmigo
y ya no me confundo contigo
y ya no nos confundo a los dos
(Claudio Bertoni)