viernes, 26 de abril de 2013

Tengo un blog. Algún día se me ocurrió crear un blog, más como una especie de diario de vida, de confesionario que como un lugar donde escribiría cuentos, ficción, notas, etc. La verdad por pura necesidad de ordenar las ideas y sacármelas, vomitarlas, aplastarlas, amasarlas. Y supongo que también esperando que alguien sintiera como yo. La ficción también existe, aunque ficción y realidad tienden a juntarse y generar una mezcolanza (o una majamama en habla popular jaja) indisoluble.
Hoy me encuentro en una situación en que no me encuentro y en esta búsqueda quiero volver a escribir. Supongo que de lo que más quiero escribir es sobre el teatro, el mundillo que rodea la escuela, la elite del arte... aunque finalmente todo es parte de un mismo gran sistema, y como tal, obedece a las mismas reglas: la competencia, el individualismo, el egoísmo.
El teatro en sí no tiene por qué ser así. Eso es por lo menos lo que quiero creer. La sociedad funciona de esta manera, el ser humano ha funcionado así. ¿Es esta realmente su naturaleza? Eso es algo que me rehúso tajantemente a creer.
Quizá lo que más me ha dolido entrando a este lugar es que me ido percatando de mis propios malos sentimientos. La envidia, por ejemplo. Al final todas estas cosas aparecen porque somos unos inseguros de mierda, miedosos, etc, etc.
Hay algo tan podrido en esta forma de vivir, de percibir el mundo, de relacionarnos unos con otros. Un culto al sacrificio y al sufrimiento, una competencia por quien es el que duerme menos y el que sacrifica más sus comidas en pos de un objetivo mayor: ser un profesional. No sé a quién se le habrá ocurrido llamar a los estudios universitarios carreras (uno de los más grandes idiotas de la historia), pero el caso es que funcionan con la misma dinámica de éstas: no podemos caernos, debemos ser los primeros, todo tiene que ser muy rápido. La vida así se nos pasa rápido, y nos parece natural vivir angustiados y estresados, pero ¡no lo es! El cuerpo se enferma, somatiza. ¿Qué ejemplo más claro de lo absurdo que es vivir así? ¡Y podemos vivir de otro modo!
¿Cómo cresta se puede escapar de este ritmo y forma que tenemos tan metida en la cabeza hasta en los lugares más inconscientes?
Me siento enferma. Odio al mundo, a las personas y me odio a mí misma. Le tengo miedo a todo. Lloro por cualquier cosa y lo único que quiero es ser libre.
(empezarcambiandoelenfoque)