domingo, 27 de enero de 2008

rebotar mil veces

caer en lo absurdo parece ser parte inherente de la vida - y es que el ser humano es absurdo e irracional (ridículo, sin mayores miramientos), a pesar de que se las dé de superdotado -. nos enfrentamos ante lo inevitable, casi siempre creyendo que nuestros altos niveles de discordia no superan a los de concordia (cuando es completamente lo contrario). fallamos, fallamos, asegurando que vencimos. no, el ser humano jamás ha entendido algo.

es que en un clima de tantas irregularidades y banalidades, tal vez hasta pensamientos utópicos (como eso a lo que llaman felicidad) podrían llegar a asaltarnos, y nosotros ilusos (siempre irreverentes abrazados al anacronismo) aceptarlos como verdades absolutas, pero al siguiente instante - ya vueltos más susceptibles - caer nuevamente en la incertidumbre, al espacio entre la felicidad y la infelicidad, lo neutro e insípido.

qué importa, qué importa si parece imposible e idealista, si parece una puerta cerrada, una ventana opaca. deseo ser una loca sin remedio. deseo jamás creer que no puedo romper mi esfera, mi círculo tan maldito, mis esperas insensatas. deseo creer que vivir sí tiene sentido. deseo ser absurda... de pies a cabeza.

2 comentarios:

hojita dijo...

y aún así no lo digiero

Pablo dijo...

Creo que está bien tener pensamientos utópicos... y aún mejor dudar de ellos. Porque una vez que uno supera las dudas, esos pensamientos se vuelven algo muy importante.

Me gustó mucho el último párrafo. Me gusta que desees creer que la vida tiene sentido. Supongo que a veces yo me convierto en eso que dice ahí: un loco sin remedio, absurdo de pies a cabeza.

Saludos Alice, cuídate mucho.