miércoles, 23 de febrero de 2011

a mi extraño favorito

coincidimos en esta vida como dos pasajeros que tomaron una misma micro. yo era la muchacha vestida de morado mirando a través del cristal quizá con algo de pena, ajena, absorta en quiensabequé. quizá fue un mal momento para que tomases esta micro. intercambiamos miradas curiosas, buscando talvez algo en el otro, pero nunca pasamos de eso, la frontera del ser dos desconocidos jugando a sentir cosquillitas. me hubiera gustado que llegases a sentarte a mi lado, pero tú preferías los espacios vacíos y a mí ese juego no me gusta y tampoco sé jugarlo.

ahora hablo en pasado, guapito. lo intenté, pero no llamaste y yo...

ya llegué a mi paradero.

1 comentario:

El Mameluco dijo...

Me hizo acordar a un excelente cuento de amor trunco escrito por Alejandro Dolina:

Jaime Gorriti tomaba todos los días el tren de las 14.35.
Y todos los días se fijaba en una estudiante morocha. Con prudente astucia
trataba de ubicarse cerca de ella y - a veces - ligaba una mirada prometedora.
Una tarde empezó a saludarla. Y algunos días después tuvo ocasión de hacerse
ver, ayudándola a recoger unos libros desbarrancados.
Por fin, un asiento desocupado les permitió sentarse juntos y conversar.
Gorriti aceleró y le hizo conocer sus destrezas de picaflor aficionado. No
andaba mal. La morocha conocía el juego y colaboraba con retruques adecuados.
Sin embargo, los demonios resolvieron intervenir.
Saliendo de Haedo, la chica trató de abrir la ventanilla y no pudo. Con gesto
mundano, Gorriti copó la banca.
- Por favor...
Se prendió de las manijas, tiró hacia arriba con toda su fuerza y se
desgració con un estruendo irreparable.
Sin decir palabra, se fue pasillo adelante y se largó del tren en Morón.
Desde ese día empezó a tomar el tren de las 14.10.

SALUDOS!