miércoles, 30 de noviembre de 2011

Amares

Nos amábamos rodando por el espacio y éramos una bolita de carne sabrosa y salsosa, una sola bolita caliente que resplandecía y echaba jugosos aromas y vapores mientras daba vueltas y vueltas por el sueño de Helena y por el espacio infinito y rodando caía, suavemente caía, hasta que iba a parar al fondo de una gran ensalada. Allí se quedaba, aquella bolita que éramos ella y yo; y desde el fondo de la ensalada vislumbrábamos el cielo. Nos asomábamos a duras penas a través del tupido follaje, de las lechugas, los ramajes de apio y el bosque del perejil, y alcanzábamos a ver algunas estrellas que andaban navegando en lo más lejos de la noche.

(Galeano)

2 comentarios:

El Mameluco dijo...

Galeano me cae mal, pero a veces se manda algún acierto que otro.

Saludos

El Mameluco dijo...

Si me permitís el atrevimiento –aprovechando que veo que te gusta todo el tema éste de la literatura y ésas cosas- me gustaría recomendarte un libro (mi último gran descubrimiento): “El lugar”, de Mario Levrero (escritoráso uruguayáso). Un libro muy oscurito y asfixiante (escrito en plena dictadura)pero que al mismo tiempo resulta muy atrapante y apasionante…

Saludos

…Y quedo, por supuesto, a la espera de alguna recomendación de su parte.

Saludos nuevamente