Algunas veces me giro y me llega tu olor y no consigo avanzar joder no consigo avanzar sin sentir este puto terrible tremendo físicamente doloroso este puto deseo que tengo de ti. Y no creo que yo sienta esto por ti y tú no sientas nada.
¿No sientes nada?
(Silencio).
¿No sientes nada?
(Silencio).
Y salgo a las seis de la mañana y empiezo a buscarte. Si he soñado algo sobre una calle o un bar o una estación voy allí. Y te espero.
(Silencio).
Sabes, me siento verdaderamente manipulada.
(Silencio).
En mi vida no he tenido nunca problemas en dar a los demás lo que querían. Pero ninguno ha sido nunca capaz de hacer lo mismo por mí. Nadie me toca, nadie se me acerca. Pero tú me has tocado en un sitio tan profundo, joder, que es increíble y ahora yo no consigo hacer lo mismo contigo. Porque no consigo encontrarte.
domingo, 18 de agosto de 2013
jueves, 8 de agosto de 2013
para tres muchachas distintas
La última inocencia
Partir
en cuerpo y alma
partir.
Partir
deshacerse de las miradas
piedras opresoras
que duermen en la garganta.
He de partir
no más inercia bajo el sol
no más sangre anonadada
no más fila para morir.
He de partir
Pero arremete ¡viajera!
(Alejandra Pizarnik)
Partir
en cuerpo y alma
partir.
Partir
deshacerse de las miradas
piedras opresoras
que duermen en la garganta.
He de partir
no más inercia bajo el sol
no más sangre anonadada
no más fila para morir.
He de partir
Pero arremete ¡viajera!
(Alejandra Pizarnik)
miércoles, 7 de agosto de 2013
no sé cómo decirlo porque es algo que no se dice
nos acostumbramos a vivir bajo esta capa cotidiana que llamamos realidad. en un principio descubrimos ese secreto, tú y yo lo despedazamos todo para entregarnos. luego viene la lejanía. pocas veces hablamos de verdad.
debajo de toda esta mentira, de esta forma, de estos dramas, hay una sustancia azulada que vibra por ti.
debajo de toda esta mentira, de esta forma, de estos dramas, hay una sustancia azulada que vibra por ti.
pero a ti quiero mirarte hasta que tu rostro se aleje de mi miedo como un pájaro del borde filoso de la noche.
ya olvidé lo que (te) iba a escribir.
era algo bonito.
y era nuestro.
¿o sólo era mío?
era algo bonito.
y era nuestro.
¿o sólo era mío?
tengo un poquito de nostalgia
inevitablemente algo falta. algo se esconde. y ahora que estoy más cerca, menos lo adivino.
yo estaba tímida y estábamos distantes, pero a veces, a ratos, unas miradas hacían entender un mundo. quizá fue sólo ilusión pero estoy segura de que existe algo. y aunque ese algo no está guardado para mí, tu amiga, me gustaría verlo un poquito. ¿puede ser?
o es que ya no somos los mismos
o es que soy una intrusa
yo estaba tímida y estábamos distantes, pero a veces, a ratos, unas miradas hacían entender un mundo. quizá fue sólo ilusión pero estoy segura de que existe algo. y aunque ese algo no está guardado para mí, tu amiga, me gustaría verlo un poquito. ¿puede ser?
o es que ya no somos los mismos
o es que soy una intrusa
martes, 6 de agosto de 2013
He comenzado a estudiar al señor Artaud. Me encanta estar estudiándolo y hacer todo esto en tiempo presente. No sé cómo vayan a ser los resultados, pero en este momento tengo involucrada una parte de mí, un recuerdo de una capa que no he querido mirar más, pero que después de todo, le tengo cariño. Le tengo cariño a esa Fernanda, a pesar de que cuando yo era ella, la odiaba. Así, algo propio, íntimo, está sumergiéndose y envolviéndose con la imagen del joven Antonin, y con mucho amor, y con aquella necesidad que me trajo a la búsqueda de actuar, estudio. No sólo a él, sino a tantos otros que simplemente no pudieron soportar esta vida jodida. Me (re)encuentro entonces con Alejandra Pizarnik, y me dan ganas de dejar constancia de su poesía en cualquier rincón de mi habitación. Este blog (que conoció a aquella Fernanda de la que antes hablé), es también parte de mi habitación. Un cajoncito. Con la curiosidad que me provoca que ella reaparezca ahora, luego de haberla conocido en mis primeros tanteos de este mundo que quizá aún no se me abre, dejo sus palabras.
Ampáralo niña ciega de alma
Ponle tus cabellos escarchados por el fuego
Abrázalo pequeña estatua de terror.
Señálale el mundo convulsionado a tus pies
A tus pies donde mueren las golondrinas
Tiritantes de pavor frente al futuro
Dile que los suspiros del mar
Humedecen las únicas palabras
Por las que vale vivir.
Pero ese instante sudoroso de nada
Acurrucado en la cueva del destino
Sin manos para decir nunca
Sin manos para regalar mariposas
A los niños muertos
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)