He estado evitando el momento de escribirte, quizás porque he estado evitando el momento de pensarte. No sé bien qué escribir porque no sé bien qué pienso ni siento. Hay algo rígido en mí y quizá muy asustado, porque no me atrevo a mirarte realmente, no me atrevo a que te me acerques realmente. Cuando siento tu piel o veo tu sonrisita, me sube un calorcito y tengo la necesidad de abrazarte. Pero quizá no quiero abrazarte más. Quizá no tengo mucho que escribirte porque he evitado pensar en que esto talvez no funcionó, que vamos para lados distintos, y que no vamos a envejecer juntos. No quiero pensar en eso, no quiero dimensionarlo, ni quiero tenerte aquí de nuevo, no quiero tenerte aquí cerca porque no quiero enfrentarme a esa realidad. No quiero enfrentarme a que somos los mismos, que no podemos renovar esto, y enfrentar el hecho de que de verdad no voy a poder besarte cada uno de los dedos, y que ya no tenemos sueños en conjunto. ¿Sueñas aún conmigo? ¿Qué sueñas conmigo? ¿Hay algo que podemos esperar de un futuro? ¿Hay algo en este presente?
Me han dicho que tengo que verte y decirte todo lo que no te he dicho. Pero la verdad no sé qué es eso. Que no quiero volver contigo, que estoy feliz solita, que a veces me da pena, pero que me siento libre. Que me gusta que seas dulce conmigo, pero que eso es tan inestable. Contigo siento que siempre tengo que andar como pisando huevos, porque en cualquier momento hago algo que te molesta o "la cago", y eso me angustia, me coarta. Que echo de menos nuestros primeros días, que echo de menos esa sensación y esa certeza de haber encontrado al amor de mi vida. Que a veces no puedo acordarme qué hacíamos cuando estábamos juntos. Que me dan muchas ganas de que estés aquí en La Serena y poder dormir contigo al lado, aunque ya no sé qué es eso. Ya no sé qué es nada. Ya no sé qué somos, ni que fuimos. No entiendo ni siquiera el amor. ¿Qué cresta es amar?
Me pregunto si tengo rabia. Podría decir que me desechaste, que yo no cabía en tus planes ni en tus tiempos. Que es más sano para ti tener tu fin de semana para estar solo en tu casa y ensayar con tu banda, que compartir ese tiempo conmigo. No, no lo juzgo, lo entiendo incluso. Lo que sí me da rabia es que tú esperes que yo me acomode a ti, que no estudie cuando tengo que estudiar porque "ahora sí" puedes ir al cine (y que no seas capaz de esperarme), que no me quede a carretear con mis amigos porque "ahora sí puedes ir al cine" y que tú no llegues a mi casa en la noche porque "no has comido". Me miras con cara de pena como si yo te estuviera arruinando todas esas esperanzas y esas ganas, que tan fuertes no creo que sean si finalmente no estás dispuesto a moverte.
Pienso que no me amas. Que lo que tú haces no es amarme. Porque no estás dispuesto a modificarte. Que no te interesa tocarme la mano y darte el tiempo de amar mi mano, de realmente tocar mi espalda y amar mi espalda. Porque el amor no es tan simple, no es de cómodos ni cobardes.
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