lunes, 7 de noviembre de 2016

Creí que mi amor era más grande, amplio, complejo, tan inmenso e irrepetible que no se acabarían los espacios en el alma para querer y querer.
Pero está enfermo de este sistema, y de la imposibilidad de quererme con la misma envergadura, la imposibilidad de entender la inmensidad del cariño de otros.
Creí que compartir las historias de los amores, de los compañeros del alma sería como escuchar los recuerdos de la infancia, y que el amor alcanzaría para amar estos relatos. En algún momento quizá fui capaz de amar aquello. O al menos eso creo recordar. Hoy solo quiero cerrar los ojos y borrarlo todo, todo, todo. Borrar la existencia de otra. Borrar la entrega de otra.
Porque tengo miedo.
Tanto miedo.
Que quisiera sobre todo borrarme a mí misma.
Tal vez con los años vamos olvidando lo que es amar.

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