- Cambié - dijiste.
Y yo no entendía
pero sí.
Tu corazón solía ser ancho.
Tanto, que no cabía entre los edificios.
Tenía que escaparse al bosque o las montañas
para desafixiar su latido.
Ahora tu corazón es estrecho.
Tanto, que no tiene la valentía de la palabra clara y sincera
para despedirse
mirando a los ojos.
No entendía.
Pero así funciona.
Es el corazón
cobarde
de un hombre.
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