jueves, 24 de febrero de 2011

no tengo ganas de comer

digamos que la alegría tiene ganas de bailar una danza que resulta extenuante a los espectadores, por lo que estos deciden darse vuelta y se dan vuelta con los ojos enrojecidos y un poco de ganas de llorar. es curioso que a veces cuando le damos la espalda a la alegría se siente como un golpe en el pecho y un poco de asfixia o un suspiro talvez. la alegría canta, pero su canto nos parece desafinado, ajeno, lejano y burdo. necesitamos descansar de la alegría así que por qué no dar un paseo con la tristeza, esa damisela de ojos azulvioleta y el pelo enmarañado. sentimos sus manos suaves y cómo sus uñas se nos clavan en la piel. por eso es difìcil desasirse de la tristeza, se nos aferra firmemente y su abrazo nos corta la respiración.

2 comentarios:

pelotudazopenka dijo...

y es que la tristeza nos hace sentir vivas y aunque no entiendan. no entienden. más bonitas eres.

nubeceleste dijo...

me gusto mucho tu blog (: