sábado, 26 de enero de 2013

a aquél amigo que siempre fue un extraño

volvimos a coincidir en esta vida como dos pasajeros que tomaron una misma micro. 
pero yo ya no era la muchacha absorta mirando a través del cristal. y tú ya no tenías el mismo aspecto desordenado. parecías lleno de ideas, limpio y sano... y triste. te habías enamorado. quizás ya no eras el jovencito liviano con el que me había topado tiempo atrás.
volvimos a coincidir en esta vida, pero esta vez no fue casualidad. 
tú, un pasajero en busca de una micro que te llevase a la calma, tomaste ésa en la que sabías que ibas a encontrarme, y yo me quedé mirándote asombrada. llegaste a acercarte a mi asiento, y casi repitiendo una rutina, intercambiamos miradas curiosas, buscando talvez algo en el otro, pero ¿qué era lo que buscabas tú? 
al fin cruzaríamos la frontera de ser dos desconocidos. esta vez no íbamos a jugar. 
ahora tengo algo gastado dentro de mí porque contigo todo es incierto.
no creí que fuese a coincidir nuevamente en esta vida contigo. pensé que esta vez te quedarías, que de vez en cuando nos sentaríamos juntos. pero te miro y sé que te bajarás, que te gusta la ausencia, y ese estilo tan tuyo de libertad en el que yo no sé cómo actuar. entonces soy yo quien se levanta, aunque me duelan las piernas de pena. cruzo el pasillo y toco el botón para que la micro se detenga, porque no quiero ver como te bajas primero. porque quizá no es que prefieras los espacios vacíos, pero ese es el juego que te gustar jugar conmigo, y yo no sé jugar.
y yo no sé quien eres.
y tú no sabes quien soy.
ni de qué va este juego.

1 comentario:

Amavasya dijo...

y para variar, me tocan tus palabras, hojita.